La ilusión de la burbuja (2) – pinchando la burbuja

Hace unos días publiqué el artículo La ilusión de la burbuja, que tuvo muy buena repercusión, de lo cual me alegro. No dejéis de leerlo si no lo hicisteis en su día, antes de continuar con esta segunda parte…

Resumiendo a grandes rasgos, en aquel artículo venía a decir que mientras se trabaja dentro de la zona de confort, sin factores externos o desconocidos que vengan a perturbar nuestra burbuja, todo funciona perfectamente. Pero en cuanto se introduce algún elemento desestabilizador, cuando nos pinchan la burbuja, normalmente es cuando todo empieza a hacer aguas… a menos que te hayas preparado para ello, cosa que lamentablemente no parece que sea lo más común, ni mucho menos.

Y para prepararse para ello, es evidente que lo que hay que hacer es salir de esa burbuja de ilusión de manera consciente y meditada, con una buena preparación, sin esperar a que nos la rompan desde fuera y nos pillen desprevenidos. Y obviamente con un buen guía.

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Entonces, ¿cuál sería el mejor método para salir de la burbuja de ilusión y progresar debidamente introduciendo esa dosis de realidad tan necesaria?

Decía en el anterior artículo, para finalizar el mismo, que la solución era entrenar duro cada día y de forma realista. Pero ¿cómo?. Bueno, ciertamente hay diferentes maneras para ello.

Hay gente que cree que la mejor manera de salir de la burbuja es pasando directamente a hacer combate, «randori», bien sea libre o con algunas reglas, para poder testar en una situación con unos mínimos de realidad lo que se trabaja normalmente a velocidad lenta y sin resistencia.

A mi entender eso es un error, ya que normalmente lo que suele suceder es que la gente se «olvida» de repente de todo su trabajo marcial, de la base, del kamae, de la estructura corporal, de la técnica, de todo… y entran en modo «pelea callejera on», con lo cual aquel randori entre compañeros se acaba convirtiendo en una marrullería sin sentido donde no se acierta a ver ni un mínimo del trabajo marcial que se supone que llevan a sus espaldas, con el consiguiente peligro de que se les vaya de las manos y se produzcan lesiones. Lo cual suele ser bastante habitual en la gente (poca) que lo hace, al menos en los dojos Bujinkan.

Por otra parte, tampoco soy partidario del método randori por una cuestión meramente tradicional y si queréis sentimental. En la Bujinkan nunca se ha practicado oficialmente randori, por lo tanto, no veo el motivo para que nosotros tengamos que introducirlo con calzador pervirtiendo de ese modo, en cierta medida, nuestra tradición marcial.

Otra opción es el trabajo a base de «drills» (ejercicios cortos o pequeñas rutinas) que pretenden hacer que nuestro cuerpo/mente/memoria muscular se habitúe a una serie de patrones de acción/reacción, trabajados de menor a mayor intensidad y realismo, de modo que con el tiempo la respuesta «ideal» ante una situación determinada que se ha entrenado cientos de veces, sea automática y precisa. Tampoco es la opción que más me gusta aunque de vez en cuando la empleamos para según qué tipo de cosas.

Para mí, ciertamente el mejor método de salir de esa burbuja manteniendo el espíritu de nuestras artes marciales Bujinkan, consiste en trabajar en base a tres diferentes tipos de resistencia. Resistencia pasiva, resistencia activa y resistencia agresiva. Y siempre utilizando los patrones que nos ofrecen nuestras escuelas, es decir, trabajando sobre las técnicas (waza) de escuela, no sobre patrones libres.

Nuestras escuelas son en realidad sistemas marciales completos, por lo cual cada una de ellas tiene soluciones para casi todas las situaciones. Si además de eso nos permitimos usar las herramientas que nos ofrecen todas ellas como un todo, el conjunto de escuelas de la Bujinkan, las situaciones y soluciones son infinitas.

Para empezar con este tipo de trabajo basado en resistencias, para quien no lo conozca, le recomiendo empezar con técnicas de taijutsu sin armas, que tengan ya muy trabajadas, de nuestras escuelas, y preferentemente aquellas que contengan agarres, proyecciones y luxaciones, más que simplemente sólo métodos de golpeo. Al menos para empezar. Poco a poco se irá trabajando con todo y por supuesto más adelante con armas también.

No es fácil de explicar con palabras, ya sabemos que vale más una imagen que mil palabras, pero vamos a intentarlo. A ver si un día de estos nos animamos y filmamos un  pequeño vídeo sobre este tipo de trabajo…

Primera fase: Trabajar con resistencia pasiva. Es el método más básico de entreno, el que todo el mundo conoce y practica, y debe hacer, al principio. Sobre una técnica propuesta, simplemente el uke realiza el(los) ataque(s) y se deja hacer la técnica en cuestión sin ofrecer resistencia, colaborando y permitiendo al tori absorber la técnica, trabajarla y conocerla para perfeccionar sus movimientos, hasta que la hace suya. Es el entrenamiento normal que todos conocemos. Hasta ahí ningún problema. Estás dentro de tu burbuja, en tu zona de confort.

Segunda fase: Resistencia activa. Te pinchan la burbuja y empiezan los problemas. En esta segunda fase, con la misma técnica que antes, el uke ya no seja hacer tan fácilmente, ofrece cierta resistencia a dejarse realizar la técnica. Es el momento donde el uke va a empezar a poner en problemas al tori.  En esta fase, es el uke quien «manda» y quien hace trabajar a tori, ya que es él quien decide en qué momento empieza a aplicar su resistencia activa. No se trata de que el uke no se deje desde el primer segundo, o sí, depende de él, si no que puede elegir el momento preciso en el que empieza a aplicar su resistencia activa.

Ese agarre que no se suelta, esa proyección que no sale porque en ese momento el uke se mueve, se reestructura y se estabiliza, esa luxación que ahora ya no funciona porque uke la contrarresta, etc. Sin prisas pero sin pausas. Y ¿con cuánta intensidad? Pactada. Dependerá del nivel de cada cual. En esta fase el objetivo de uke es impedir que le realicen la técnica original, a partir del momento que él decida, pero sin contraatacar, sin golpeo, simplemente usando su taijutsu para que al tori le resulte difícil realizar la técnica. El objetivo del tori es acabar realizando la técnica en cuestión, la original propuesta, y no vencer al uke de cualquier otra manera. Es decir que si la técnica original propuesta finalizaba con una proyección seoi nage por ejemplo, el tori debe hacer todo lo posible para que así acabe, o de la manera más parecida posible, intentando seguir el patrón de la técnica original lo más fielmente posible.

Es una fase muy interesante de trabajar puesto que ahí empezamos a ver realmente la dificultad de aplicar ciertos movimientos, palancas etc, cuando el otro no se deja, y al mismo tiempo tori debe intentar mantener una línea de trabajo establecida. Aquí surgen muchas posibilidades y es en esta fase donde tori y uke aprenden realmente a manejar su potencial, su bagaje marcial, puesto que a cada movimiento de resistencia surge una nueva situación, una posibilidad de «henka» si queremos llamarlo así, a la cual hay que adaptarse instantáneamente sin tiempo para pensar.

La tercera fase es la más complicada, la de la resistencia agresiva. En esta fase seguimos trabajando en base a la misma técnica original propuesta en las dos fases anteriores, pero ahora el uke, además de no dejarse realizar la técnica, puede contrarrestarla y contraatacar y golpear de cualquier manera. Obviamente con control. Mostrando al uke los huecos que va dejando, marcando aquí y allá, pero ya no solo se resiste sino que si ve el hueco colocará un golpe o intentará darle la vuelta a la situación metiendo una proyección, luxación, golpeo etc, para acabar «venciendo» él. Sin embargo en esta fase el tori sigue con el mismo objetivo, tiene que lidiar con todo lo que le intenta hacer el uke, y al mismo tiempo intentar acabar haciendo que la técnica original propuesta acabe funcionando de la mejor manera posible. Ni que decir tiene que si en la fase de resistencia activa las posibilidades se multiplicaban muchísimo aquí ya se hacen incontables, permitiendo explotar al máximo todos nuestros recursos pero sin olvidar que el tori tiene un guión que intentar respetar dentro de sus posibilidades. Al igual que en la fase anterior, el nivel de intensidad variará dependiendo de la experiencia y nivel de los practicantes.

Para poder trabajar de esta manera, por fases de resistencia, es necesario tener plena confianza con el compañero, y ser muy honestos, tanto con uno mismo como con el compañero.

Os animo a probarlo y os aseguro que vais a disfrutar de muy buenos ratos de entreno.

Gambatte Kudasae!

Dani Esteban -Kôryu-, Bujinkan Dai Shihan

Bushi Dojo Martial Arts